nuestras más grandes máscaras de familia
Saint-John Perse
alguien
deberá perpetuar mi necedad
ser el vástago
entre ninguno
serás elegido
no habrá preguntas
sólo tú
vuelto náusea
ante la paciencia de ajenos
heredarás mi soledad
te otorgaré
un destino sin pudor
en la escuela
aprenderás a conquistas mapas
a multiplicar esperas
pero sobre todo
aprenderás a rendirte
serás el último
el enemigo
creerás en orillas
abuelos carcomidos por el odio
nada habrá más absurdo
que nuestro pasado
quise prometerte
tierras menos desoladas
una casa sin charcos
mis costras quiebran tu futuro
te engendraré príncipe y desierto
señor de poderosas tristezas
en ti quedarán
gimiendo los siglos
la duda
si alguna vez
por insomne
emprendes ruta hacia el delirio
recuerda que luché por desterrarte
por hacerme un vientre sin rajaduras
te nombro
por domesticar
un tiempo que nos alivie
será inútil mi empeño
habrá noches afiladas
por la ausencia
golpes amargos
sobre las arrugas de la cama
hablaré de mentiras
países masacrados por la dulzura
hablaré y hablaré
hasta pedir perdón
aunque no me creas
tu madre
será mujer muy sola
de ésas que leen
para no morir
andará por la casa
aprendiendo que su cuerpo
no resistirá más goces
que sus senos deberán hincharse
a la hora del descanso
que acabó la vida