a uno le gusta echarse
sobre cualquier intento
saberse lo mejor
universo particular
cielo de infelices
llegan entonces
los elegidos
ofrecen llaves de aire
damos una cita
huimos hacia dentro
decirse virgen
para emocionar al desconocido
asomarle
una ceremonia de vigilias
golpes añorados
merecer
el desquite
aunque se nos caiga el alma
nos persigan para siempre
entiendo por decencia
aquello que más duele
devorarse hasta el escándalo
presentir imprudentes camas
acabar
sin remedio
pertenezco
al otro lado del cuchillo
a la memoria
de ciertos pudores
mi viaje es la ebriedad
del desalmado
herida dispuesta
carne que se echa a los dioses
hablo
por esas palabras
que me cuelgan del hambre
de lo destrozado
noche de barajas
no hablen de huidas
porque de ellas me hago
vuelvo intacta
al desastre natal
no saben
piel adentro
todo es puerta
agua
por ser de mi casa
buena ropa
presencia deseable
distraigo esquinas
nadie quiere arrepentirse
aguantar
esta especie de diálogo
nada
terrenales oficios
los míos
desnudarme
acariciar al otro
repetir las cosas que amo
y detesto
uno termina amando
el fastidio de los cuerpos
se nos llama santas
o putas
intentamos
un homenaje de techos bajos
un descuido
de lo indecible